lunes, 21 de marzo de 2011

Creación de un método musical. Ana por la mañana.




Ana se despertaba sonámbula de un sueño absurdo, la noche anterior poco había atrapado el descanso con las redes rotas de su concentración, sin embargo tomaba brío del despliegue etéreo que la madrugada le mostraba en aerosol por la ventana. Busco con sus manos la textura cálida que aun orbitaba en su piel, se toco el pecho casi llegando a la colina nevada de su pecho, sentía una rara satisfacción de novedad, siendo que a cada mañana su cuerpo se envolvía en un hiptonizante génesis, Ana se refrescaba como una recién nacida, pensando que cada día al amanecer era otra distinta a la que la luna vio al acostarse.

Enmudeció unos instantes, pero el largo rechinido del timbre del celular la saco abstractamente de su letargo. Contesto, intercambio los buenos días, palabras de amor, cosas del diario, toco la tecla de apagar con brusquedad. Se tiro en la cama y se estiro amplia y pausadamente, fijo la vista en las provocativas mariposas de papel crepe pegadas al techo, se sonrió y volvió a encender su teléfono, acompañado de las cenizas que se escurrían casi en sus labios tras tocar una sinfonía humeante con el cigarrillo.

Otro día mas en la vida de Ana, de ahí en adelante con algunas horas encaminándole los talones, todas las tardes y las noches parecían casi la misma cosa: fabulas, historias nimias, reflejos de capítulos reeditados. El expresso beso su boca, despertó y en su mundo del principio despierta, desapareció. Ahora   no mas crisalida, a volar con la transmutación, con esa Ana todas las mañanas me encuentro yo.

1 comentario:

  1. e gustó, como siempre tienes imágenes muy buenas, pero el final es bajo, no es necesario rimar, no lo necesita por todo lo que ya dijiste, el final debe ser más tu, así como lo sientes, como lo expresa el cuento, rutinario, así es el cuento, rutinario, el final debe seguir ese hilo.

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